Recuerdo
haber estado ya en Oribú hace un par
de años, cuando un joven profesional japonés de lo más emprendedor, Iván Zhan,
abrió este local en pleno centro de Madrid, y ya entonces salí encantada,
lógicamente, he tenido que repetir experiencia gastro y quería contároslo.
Oribú
significa oliva en japonés, y puesto que la oliva es precisamente uno de los
símbolos de referencia en nuestro país, qué mejor que llamar “Oliva” en el
idioma nipón a este proyecto gastronómico caracterizado por la fusión de cocinas japonesa y mediterránea
de lo más original, técnicas e ingredientes de la dos culturas, oriente y
occidente en un mismo espacio, una mezcla acertada y sabrosa.
Se
trata de un enorme local espléndidamente
distribuido en varios espacios y ambientes, comenzando por una larga barra
de lo más apetecible y mesas mirando a los enormes ventanales y alacenas de la
entrada. Un acogedor piso de abajo y un altillo completan un local redondo y
cómodo, decorado en tonos blancos, maderas y azules e iluminación perfecta para
conseguir un ambiente relajado.
Hay
tantas cosas apetecibles en la carta que al final siempre repites en Oribú, porque te quedas con las ganas de probar ese plato que sonaba tan bien y con
tan buena pinta de la mesa de al lado, así que seguro que habrá una próxima
visita.
En
esta ocasión nos dejamos aconsejar por Iván y su equipo, por cierto siempre
atentos y amables, y comenzamos con un tartar
de atún rojo “encebollado”, mojito de aguacate y crujiente de algas nori,
me gustó mucho la maceración y el corte
del atún, color intenso, un acierto el contraste con la textura del crujiente
de algas.
Dim sum de rabo de toro con crema dulce de zanahoria y
salsa de rabo, y Jiaozi de boletus con foie a la plancha, reducción de rioja y aceite de
trufa, atención a la potencia de sabor del rabo equilibrado con la crema de
zanahoria, y original el foie bajo el jiaozi.
Bao Ban de panceta confitada, pepino holandés, cilantro
y mayonesa de sésamo picante, Bao Ban de ternera estofada “Oribú” con
ensalada Namazu, particularmente me pareció el plato más original de la
cena, es una interpretación de nuestros tradicionales montadito de panceta o
pepito de ternera, pero con el elegante toque japonés y mezcla de ingredientes
que suavizan la intensidad, podríamos decir que la cocina japonesa reinventa clásicos platos mediterráneos.
Calamar de potera, cebolla carameliza, rabitas en
tempura y mahonesa de wasabi, quizá más
agradable en boca las rabas, las patitas del calamar.
Presa ibérica al carbón, chimichurri sureño con toques
de miso dulce, buena carne, buen producto y muy
bien tratado.
La carta de postres es muy atractiva y original, como
la torrija de sobao pasiego, pero ya sabéis que no soy muy amiga del
dulce, lo dejaré para la próxima ocasión.
Me gustó mucho el buen ambiente que había en el local, público con ganas de comer bien a buen precio,
charlar y disfrutar relajadamente, así que la sobremesa se puede prolongar con
un par (o las que se tercien) de copas.
Resumiendo,
muy recomendable Oribú Gastrobar,
buenísima relación calidad-precio (ticket sobre 25 euros) y buen rollo.
Barquillo,
10, Madrid
Tlf. 91 524 03 17
Fotos propias y de Oribú
Gastrobar
Si queréis que visitemos
vuestro local gastro, podéis contactarnos en mgutierrezaller@gmail.com
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