La
moda de la cocina asiática hace años que dejó de ser una mera tendencia para
asentarse definitivamente en el panorama gastronómico actual: sushi sashimi,
nigiris, dimsum… han pasado de ser
vocablos que únicamente utilizaban los foodies más snob para convertirse en
parte de la terminología habitual de cualquier carta de restaurante moderno
que se precie, incluso cuando éste ni siquiera es asiático.
El
otro día tuve ocasión de revisitar Oribu,
un restaurante que traspasa los límites de la cocina asiática: Oribu en japonés significa “oliva”, y
el nombre del restaurante plasma en buena medida lo que gastronómicamente
pretende ofrecer. Oribu fusiona
perfectamente la gastronomía asiática con la mediterránea, no en vano el lema
del restaurante es “when east meets west”.
Su
propietario, Ivan Zhan, aunque
madrileño de nacimiento tiene raíces asiáticas y en Oribu siempre ha pretendido fusionar ambos conceptos, ofrecer
verdadera cocina asiática pero diferenciándola del resto de locales que siguen
esa línea y, ¿qué mejor forma que “mediterraneizándola” (si me permitís el
“palabro), que fusionándola con toques netamente hispanos, mediterráneos,
madrileños…y creando auténtica cocina
japo-cañí, asiático-castiza?
Ejemplo
de lo dicho son platos tan originales y suculentos como un magnífico surf
and turf a base de anguila kabayaki a la barbacoa que se acompaña de un
escalope de foie y se termina con una reducción de Grand Marnier y jugo de rabo
de toro, ¿quién da más?; huevo roto de
corral con dados de sashimi de atún y patatas confitadas (guiño inequívoco
a los huevos rotos de cualquier barra madrileña), dim sum de rabo de toro, bao
de panceta confitada con caldo de ramen (me recuerda al bocata de panceta,
¿hay algo más cañí?), o su jamoncito de
gallo de corral confitado con crepes chinos y Hoisin melosa, en la que el
muslo de gallo de corral se sirve para ser degustado como si fuera el más
tradicional pato laqueado.
Mención
aparte merece su okonomiyaki o versión Oribu de la clásica tortilla japonesa, en
la que se introduce un huevo frito y cangrejo, creando un plato tan delicioso
como diferente.
Platos
divertidos, bien ejecutados en los que rápidamente se descubre ese juego de
matices y sabores, esa fusión de culturas con las que su chef, Armando Justo, nos ofrece un interesantísimo recorrido lleno
de destellos asiáticos y de pinceladas mediterráneas.
Hablando
de Armando Justo, os contaré que
Armando es el chef de Oribu y que,
al igual que Iván Zhan, es madrileño
de nacimiento, aunque en su dilatada carrera hay que mencionar varios años
trabajando en California, donde llegó a abrir hasta cuatro restaurantes en San
Francisco, y uno en Los Ángeles. Por fortuna para nosotros, finalmente ha
recalado en Oribu donde nos es mucho
más sencillo disfrutar de su magistral cocina.
Atención
a sus postres, en especial el fucking chocolate, que acompañado de
un chupito de sake puede ser el punto final perfecto a una experiencia gastronómica que os aseguro os va sorprender
deliciosamente.
Barquillo,
10, Madrid
Tlf. 91 524 03 17
Fotos propias y de Oribu
Si queréis que visitemos
vuestro local gastro, podéis contactarnos en mgutierrezaller@gmail.com
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