Texto
by Mónica Gutiérrez-Aller
Se
acerca un día que a mí personalmente me encanta, San José, el día del padre,
una ocasión especial que además este año cae en domingo, el día perfecto para levantarse tarde y sorprender a papá con una
experiencia gastronómica diferente y divertida para celebrarlo: un brunch mano a a mano o en familia.
El
“brunch” es esa propuesta que mezcla
el desayuno con la comida sin llegar a ser ni lo uno ni lo otro (breakfast
& lunch); Originaria de Reino Unido, con grandes seguidores en
Estados Unidos y, en los últimos años, también en España, es perfecta para los
fines de semana, cuando en muchas ocasiones uno despierta a media mañana sin
saber si decantarse por un café con bollería o un plato contundente.
Os propongo tres
restaurantes diferentes y originales para compartir un brunch de fin de semana con esa persona tan especial y celebrar el
Día del Padre como la ocasión merece:
ALBERTINA:
EL MÁS NUEVO EN MADRID
Recién
aterrizado en Madrid, estuve cenando hace unos días y os lo contaré en breve
porque, la verdad, me sorprendió muy
mucho el nivel de cocina de este restaurante que nace como un espacio
gastronómico multidisciplinar que pretende convertirse en referencia en Madrid
y estoy convencida, lo será.
Albertina
comienza este próximo sábado 18 de marzo sus Brunch & Beat en el que el brunch
se acompañará de la mejor música a cargo de reconocidos DJ, y se servirá en su terraza practicable de la
calle Alberto Alcocer,43, durante los
sábados, domingos y festivos de 12.00 a 15.00 horas.
El brunch de Albertina se compone de café,
infusiones, zumo de naranja natural, bollería, panes artesanos, mermeladas
caseras y tomate rallado. Cocktails - a
elegir uno: mimosa, bloody Mary, o coctelería clásica; después, a escoger un primer plato (Burratina con tomate y pesto
tradicional de piñones, Muesli casero con yogurt y mermelada de fresones y cítricos,
Blini de salmón ahumado, crema de eneldo y huevas o Bagel de lomo doblado o
jamón ibérico de bellota con hojas tiernas y tomate Raf).
Y un plato principal, a escoger entre huevos
Benedict con bacón y salsa holandesa, Merluza de pincho con mahonesa casera,
Steak tartare de vaca vieja picada a cuchillo con un punto picante o Brochetas
de pollo de corral, hongos, verduras y tomatitos a la parrilla con una
vinagreta de naranja y mostaza.
Este apetecible brunch termina con delicatesen final
como postre.
Precio, 25 euros, por cierto ideal la decoración a cargo del estudio de de
Sonia Reixach
y espectacular bodega acristalada en mitad de la zona de mesas altas.
Fotos
propias y de Albertina
PONCELET: EL MÁS ORIGINAL
Poncelet
Cheese Bar le ha dado una vuelta a esta tendencia brunch
con una nueva oferta generosa que se adapta a todos los gustos, desde el glotón
hasta quien busca algo “detox” pasando incluso por quien no toma quesos.
Se puede degustar los domingos de 12 a 16 horas a un
precio de 28,90 euros y, como sus cartas habituales, también cuenta con
propuestas no queseras para todo
El
menú de Poncelet Cheese Bar comienza con una copa de espumoso
como especial bienvenida. Los batidos saben tan bien como suenan: frutas,
vainilla bourbon, chocolate negro o queso ahumado y también reseñables los
“Cheesetails” o cócteles maridados con queso (por ejemplo el Bellini con queso
de cabra o el Negroni con uno de oveja curado). Además, zumos de naranja,
cítricos o diferentes recetas de vegetales y frutas “detox” complementan los
cafés, tés e infusiones.
¿Qué
hay para “brunchear”? Lo primero, una cesta de panes tostados con mantequillas, mermeladas,
tomate rallado y tabla de quesos o surtido de embutidos. A continuación, se
presentan tres secciones para elegir un
plato por cada una: En la primera,
sopa fría de espárragos blancos; “streusel” de gouda, yema de huevo y virutas
de ajo negro; crema ligera de calabacín y queso fresco de Madrid; ensalada
Poncelet de parmesano; o tomate en almíbar oriental, romescu y oblea de queso
pasiego.
En
la segunda, pizza de queso manchego; tomatitos y carrillera ibérica
laminada; “gua bao” de salmón ahumado, alcaparras y queso fresco; focaccia de
mozzarella trufada, rúcula ,tomates secos y pollo confitado; mollete de
pimientos rojos al humo asados en su jugo, bonito en escabeche y virutas de San
Simón da Costa; “cheese burguer” de vacuno o una selección de ricas croquetas.
En
la última, es protagonista la cazuelita de verduras guisadas con
emulsión de pecorino de pienza y huevo termal; los huevos benedict o la
tortilla de patata trufada y queso brie. El
brunch concluye con la caja dulce Poncelet, compuesta por un croissant, una
mini cake, la Poncelet cheesecake, una crema de chocolate y naranja en tostada
y fruta de temporada marinada en ron.
Fotos propias y de Poncelet
CINCO JOTAS JORGE JUAN: EL MÁS IBÉRICO
Nos dicen desde el
mítico y renovado Cinco Jotas del que os hablé aquí que a
un padre le hace más feliz sorprenderle con una experiencia compartida
alrededor de una mesa que un regalo
tradicional, y si va acompañada de un buen
jamón ibérico como Cinco Jotas, mejor que mejor…
Por eso Cinco Jotas
Jorge Juan propone para este día
especial invitar a los padres a disfrutar
del desayuno tardío más suculento de la zona Jorge Juan: su irresistible y habitual brunch de fin de
semana, cuyo horario suele ser entre las 12.30 y las 14.30 horas y que ese
día para los padres más perezosos, se alargará una hora más, será hasta las
15.30 h. y un precio de 25 euros.
Como tradicional brunch que es no puede faltarle, entre
otros platos, a elegir unos buenos huevos, tanto los benedict con salmón , como
los clásicos con puntillita y jamón, al más puro estilo ibérico marca de la
casa. Entradas como tosta de jamón
ibérico o de foie con albaricoque y crudites de verduras con su crema agria y
como punto dulce para los más golosos una torrija caramelizada con helado de
vainilla o una ensalada de frutas con yogur.
Todo esto acompañado de una copa de mimosa o cava. Café o infusión.
Para que la ocasión
resulte todavía más atractiva y entrañable,
Cinco Jotas Jorge Juan además cuenta con una terraza calefactada dentro del encantador callejón de Puigcerdá que
hará, si cabe, más inolvidable la experiencia.
Fotos propias y de Cinco
Jotas
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