Los últimos coletazos del invierno nos traen interesantes cocinas internacionales con
las que complacer a nuestro paladar que prometen dar mucho que hablar esta
primavera. Cocina peruana, cocina fusión entre el sudeste asiático y Perú, elaboraciones
japonesas con guiños al mediterráneo y alta cocina libanesa son mis sugerencias
para dar la bienvenida al buen tiempo:
1.
QUISPE
Quispe es
el nuevo restaurante peruano que acaba de aterrizar en Madrid procedente de
Formentera para consolidar su atractiva
propuesta de tapeo andino & pisco bar tras su éxito del pasado verano
en la isla.
Nadie discute ya a estas alturas de la película
que Perú es un incuestionable destino
gastronómico y Quispe quiere promocionar ese talento peruano, tanto con las
propuestas elaboradas por su chef Álex Vargas, como colaborando con los
cocineros más reconocidos de su país. En palabras de su principal propietario,
César Figari, “Quispe es un homenaje a lo nuestro, a la mezcla; una fiel
representación de la compleja realidad de la sociedad peruana”.
La carta es
perfecta para compartir, y se divide en tres secciones: Cocina Fría, en la
que se elaboran con pescados gallegos los ceviches y tiraditos, marinados con
producto fresco peruano que llega semanalmente a su despensa. Incluye también
una propuesta de cocina nikkei
elaborada por un sushiman hijo de
japonés nacido en Perú: makis y nigiris
en los que se cuida mucho el producto y se mima el detalle.
De los
fogones de la Cocina Caliente salen creaciones novedosas y suculentas, y
salvo el Lomo Saltado que es el único plato tradicional, todos los platos son
de autor, como las riquísimas berenjenas BBQ, el pollo Quispe marinado durante
24 horas con especias o el pulpo en quinotto con tinta de calamar. También la
repostería se elabora en la casa, como el coulant de Lúcuma (una fruta peruana
que se importa cada semana) y que se elabora al momento con chocolate al 70%,
el famoso Tres Leches y la Tarta de Limón.
Soy de las
que se toma un cocktail como aperitivo, pero tampoco digo que no si es en la
sobremesa o durante la comida, y en lo que a combinados se refiere Quispe
ofrece un extraordinario maridaje firmado por Izael Ramos, en la que el
Pisco peruano es el protagonista: desde los clásicos Pisco Sour& Chilcano, hasta nuevas creaciones propias como el Pisco de Guanábana; el Bloody Mautas, o la Chicha Morada, una sangría con pisco, vino tinto y la tradicional
chicha morada.
Quispe
acoge también en su local diferentes expresiones del arte peruano con el
objetivo de difundir en la capital la auténtica esencia peruana, otra excusa
perfecta para visitar este nuevo restaurante capitalino.
2.
SASHA
BOOM
Sasha Boom
continúa su aventura gastronómica ya consolidada presentando una nueva carta
hacia nuevos sabores y destinos. Increíbles mezclas de ingredientes que
resultan más que sabrosos, e inesperadas combinaciones de lo más acertadas. En
la cocina de Sasha Boom no se deja
nada a la improvisación, y sus recetas
son el fiel reflejo de una imaginación desbordante que no te va a dejar indiferente, toda una
explosión de sabores.
Fiel a una
cocina mestizaje que fusiona texturas e ingredientes exóticos, incorporando
productos de países de Oriente Medio y el Mediterráneo como Líbano o Grecia. En
sus fogones se cocinan platos orientales
reinterpretados con mucha técnica que son tratados de un modo artesanal, en
ellos se nota la devoción por la gastronomía del sudeste asiático y Perú,
que tiene muchas presencia en sus propuestas.
En Sasha
Boom estallan los sabores de los platos en una muy cuidada, laboriosa y divertida
carta. Los nuevos platos van desde los tiraditos y ceviches de la gastronomía
peruana a los dumplings de la cocina asiática, e incluye propuestas de otros
países exóticos como la popular Sopa
Laksa de Malasia, Singapur e Indonesia, elaborada en forma de sopa de
fideos con un rico caldo de leche de coco servido con noodles, gambón, huevos
de codorniz, chiles y setas shimeji.
Para los que prefieren carne, costillas ibéricas cocinadas a baja temperatura durante 48 horas
laqueadas en una salsa hecha a base de ají panca, soja fermentada y batata
deshidratada, acompañadas de puré de albahaca y cilantro.
Llamativos
sabores y sensaciones con el arroz meloso de mariscos que propone Sasha Boom,
un arroz de autor, cocido a baja temperatura en caldo de pescado y marisco que
lleva como base pasta de ají amarillo y ají panca, acompañado de una chalaquita
criolla y ali oli de rocoto.
Muy
recomendable su carta de cocktails, perfectos como aperitivo, sobremesa y
también para acompañar la cena, con propuestas más que originales creadas por
su bartender Andrea Núñez, toda una profesional que vive con pasión el arte
del mixing; ente sus nuevos
combinados destacan “La Santa Muerte”,
el “Green Dori” o el “Wild Thought”.
Sasha Boom
hace honor a su nombre y a su eslogan, “Same same, but different”.
Decoración desenfadada, tonos oscuros pero luminosos, iluminación atrevida pero
íntima y ambiente de gente que le gusta comer bien y que quiere divertirse
comiendo.
3.
KaButoKaji
Muy cerquita de Madrid, en una tranquila zona de
Pozuelo, KaButoKaji acaba de cumplir su
cuarto aniversario; un restaurante discreto que guarda grandes sorpresas
gastronómicas en su interior y no pasa desapercibido entre los aficionados a la
gastronomía de la capital.
Me atrevo a calificarlo como un restaurante japonés fusionado con la
gastronomía mediterránea, pues casi todos sus platos tienen guiños a esta
cocina, pero dejando claro que en este restaurante lo más importante es el producto de muy alta calidad .
Decoración sofisticada
y elegante, líneas puras y claroscuros que resaltan el producto, con una
vistosa barra en la que es un placer ver trabajar a los sushiman, de la que salen delicados y exquisitos bocados como el dim
sum de rabo de toro y tuétano, el nigiri
de parrocha al humo de romero, o el de kokotxa a la brasa con yuzu.
Platos muy
sugerentes como el suquet de carabinero, el tiradito de dorada frita al revés,
el costillar de cerdo ibérico, ponzu, yuzu y germinados o la lubina a la brasa
con encurtido de cebolleta.
Sashimi, makis, temakis, tempuras, gyozas y ensaladas de algas; cortes
de pescado como el usuzukuri o el tiradito; anguila asada, cangrejo o costilla de buey
con teriyaki son otras de las
delicias que se pueden degustar en este
restaurante que ya tiene toda una legión de seguidores, algunos de ellos, muy
conocidos.
La carta de
postres de KaButoKaji sigue la misma filosofía que este restaurante tiene por
bandera: “La mejor fusión entre el
carácter mediterráneo y el arte culinario japonés”, en palabras de su directora
Patricia Carbajosa.
Una carta de vinos, sakes y champagnes
realmente interesante armonizan esta propuesta que ningún foodie debería dejar pasar.
4.
DU
LIBAN
Du Liban
nos descubre la cocina libanesa, una de las más desconocidas en nuestro país, con
todo el sabor y la sensualidad de oriente medio; un sofisticado oasis en el
corazón de La Moraleja en el que dejarse seducir por las especias, las hierbas
y los aromas del Líbano, consolidándose como un referente de la alta cocina
libanesa en Madrid.
Platos sabrosos y saludables elaborados de forma artesanal con recetas
ancestrales de este país pero también con una marcada influencia mediterránea;
Du Liban cuenta con el chef libanés Wissam Moussa, que lidera la cocina de
este restaurante desde su apertura. En su carta pueden encontrarse los platos más representativos de la cocina
libanesa, respetando la pureza y la esencia de los sabores y siguiendo las
tradiciones de cada región.
Para disfrutar de esta atractiva sensualidad que ofrece la cocina
libanesa Du Liban nos ofrece interesantes variantes del Hummus tradicional,
como el Hummus Har, ligeramente picante, el Hummus Beiruti con
verduras o el ya unos de los platos estrella, el Hummus Du Liban, con un
salteado de carne de cordero marinada y picada con cebolla y piñones que es una
delicia.
Mezze fríos como
la Berenjena al Grill o el Tajin Samak,
un Bacalao al horno con una crema de cebolla, sésamo y naranja… Mezze
caliente como el Menthe Du Liban, plato en formato “roll”
de Kafta con tomate especiado, laban, summac y piñones o platos principales como los Langostinos
Tigre Bel Fokhara.
Esta experiencia gastronómica de las Mil y Una Noches
puede continuar en la terraza climatizada abierta todo el año con una amplia
carta de cocktails, clásicos y de creación
propia, y sus Premium Fresh Cocktails, elaborados al momento con frutas y zumos naturales. Una
carta que se completa con el Arak:
una bebida 100% libanesa que nos trasporta a Oriente.
En
Du Liban también sirven el café de acuerdo con la tradición libanesa, un ritual
que completan con la ceremonia del té,
acompañado de hierbabuena fresca y servido en las jarras tradicionales de
Oriente.
La sensualidad que ofrece la
gastronomía libanesa se acompaña muchas noches de martes con la mítica Raqssharqi, la danza del vientre, un
espectáculo visual de gran belleza y elegancia femenina. Si a la experiencia de
la danza se le añaden las shishas de manzana, menta limón, uva
o sandía disponibles en Du Liban, se
consigue llegar al Líbano sin salir de Madrid.
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