Tras su éxito en
Chueca, el restaurante Tepic se trasladó hace un par de años al corazón del
Barrio Salamanca para ofrecer un concepto gastronómico que no falla nunca:
cocina mexicana tradicional y cocktails de autor para disfrutar y divertirse
comiendo y bebiendo. Dos jóvenes profesionales son los “culpables” de su éxito, la chef
Sara Herrera y el barman Javier Quiñones, detrás de los cuales se aprecia la
mano de Ángel Rodríguez, el mexicano socio y fundador de este restaurante mexicano
con alma de taquería.
En un local
alejado de los estereotipos folclóricos
mexicanos en los que todos pensamos, en Tepic el minimalismo y buen gusto
es marca de la casa, en la que más de
200 macetas de barro con pequeños cactus naturales aportan personalidad al
restaurante, unos cactus que se cuidan con mimo al menos una vez a la
semana para componer el escenario perfecto en el que acompañar una carta
atractiva y divertida en un local de dos plantas en los que domina una paleta de colores claros y luminosos,
predominando los blancos y verdes en contraste con maderas naturales.
En Tepic se
elaboran recetas caseras mexicanas de raíces populares con un toque contemporáneo que recorre toda
la República de México, aunque sin duda los
tacos al pastor con tortilla de maíz son la estrella de la casa desde sus
inicios: elaborados con carne de cerdo adobada, cortada al momento y
cocinada al carbón en un tradicional trompo
(parecido al kebab), acompañada de cebolla, cilantro y piña. El adobo, como todas las salsas de Tepic,
se prepara en la casa, siguiendo la receta secreta de Ángel (secreto que no
le sacarás de ninguna forma).
Hablando de
salsas, y en contra de lo que solemos pensar, la comida mexicana no tiene por
qué ser picante, por eso en Tepic se
sirven en la mesa distintas salsas caseras con diferentes “grados” de picor
elaboradas con variedades de chiles (guajillo, chipotle, serrano, habanero….)
para que cada comensal aderece los platos a su gusto personal de picante. Además,
en su apuesta por la autenticidad de sus
platos, Tepic se abastece de su propia despensa en un huerto de Ávila donde se
cultivan chiles, epazotes, cilantro, jícama y tomatillos.
Siguiendo este
viaje mexicano probamos el refrescante aguachile
de camarón o pulpo, que proviene del estado costero de Sinaloa; los panuchos yucatecos
son típicos en Yucatán, y de Puebla (ciudad natal de la chef), diferentes antojitos (una especie de tentempié que se toma a cualquier
hora del día). Y otras botanas
(entrantes) que no pueden faltar en la
mesa sin duda el guacamole con totopos,
quesadillas y sopecitos.
Javier Quiñones se
encarga de dar ese punto fresco, divertido y chispeante diseñando una carta de
bebidas y cocktails sin límites a la
imaginación en una
barra que alberga tequilas, mezcales y sotoles,
además de una extensa lista de destilados Premium. Los cocktails de autor se
elaboran al momento y por supuesto los margaritas se llevan la palma, además de varias
micheladas, cervezas mexicanas y aguas saborizadas de Jamaica, de tamarindo o
de horchata.
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