Si, como
yo, eres de los que pasas parte de tus vacaciones en tierras gaditanas y a la
vuelta tienes auténtica morriña de su magia y de su arte gastronómico, BACHE
es el restaurante que te animará a revivir ese espíritu que sólo se siente en tierras
del Sur…
En sus fogones oficia Ale
Alcántara, un joven chef de personalidad arrolladora curtido en mil cocinas, y
con una carta de presentación envidiable que comienza entre los guisos gaditanos de su madre
y sus dos abuelas, con las que descubre su pasión por lo que actualmente es su
forma de vida.
En su tierra estudia cocina y
pronto emprende su formación técnica en Madrid junto a Iván Sánchez (Kabuki) en NEO.
Cocinas de altura como el Lasarte
de Martín Berasategui, el MB del Ritz
Carlton Abama en Tenerife le llevan a viajar a Londres y a Brasil con Álex
Atala (3 estrellas Michelín).
Tras empaparse de la técnica,
la cultura y los sabores de otros países le esperan nada menos que las cocinas
de Azurmendi y Arola Gastro, en las que absorbe todos los conocimientos de dos genios como son Eneko
Atxa y Sergi Arola, y Ale practica la alta cocina.
Su carácter inquieto y
emprendedor le lleva a capitanear en solitario las cocinas de pequeños
proyectos gastronómicos en diferentes ciudades españolas para así comenzar a desarrollar su
propia aventura como creador: se hace cargo de la asesoría gastronómica de
los concursantes de MasterChef y,
también en televisión, protagoniza como juez el concurso de foodtrucks “Cocineros al Volante”,
junto al conocido Íñigo Urrechu.
En 2015
Ale abre las puertas de su primera casa propia, BACHE, un espacio
acogedor y desenfadado en el que el chef ofrece recetas imaginativas y muy
trabajadas, reflejo de la tradición gaditana fusionada con la técnica más
innovadora procedente de la alta cocina en la que se ha formado y guiños
a sabores internacionales, logrando una cocina sincera, honesta y emocionante.
Platos
suculentos ideales para compartir, como la ensaladilla de carabineros con
emulsión de sus cabezas, una ensaladilla de autor llena de sabor y texturas;
las croquetas de puchero, las mejores del mundo según la abuela de Ale, y
no seré yo quien le lleve la contraria; el original y sabroso Kebache, kebab de chicharrones de Cádiz con queso
Payoyo y salsa de achiote; Ssam de ortiguillas, alga wakame, cebolleta y aceituna Kalamata.
Entre los pescados muy
sobresaliente el cazón en adobo a baja temperatura, mantequilla chipotle y
yogurt adobo. El jurel a la brasa, quinoa con piriñaca y salsa ponzu o la ventresca
de pez espada, dumpling de cresta
y boletus con consomé de Palo Cortado. En el apartado de carnes destaca
la cabezada de cerdo y el lomo de vaca a la parrilla con su tuétano.
Si has dejado sitio para el
postre, en el capítulo dulce de la carta Ale se luce con una carrot cake “a nuestra manera”, Payoyo cake o milhojas de crema.
Por cierto,
una acertada selección de esos vinos únicos en el mundo que enamoran a
propios y extraños como son los Vinos del Marco de Jerez, son la armonía perfecta
para saborear todo un desfile de platos suculentos.
Y todos
estos platos y alguno más se disfrutan gracias a un equipo muy motivado que
sabe trasladar la honestidad y las ganas de emocionar de la cocina de Alcántara
a la mesa. Una propuesta gastronómica cercana y relajada en la que
se comparten risas, conversaciones y emociones en un ambiente desenfadado con
una estupenda relación calidad/precio. Fan total!
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