En plena vendimia de esas uvas únicas
que, con el tiempo, se convertirán en
uno de los vinos que más admiro, -en vinos del Marco de Jerez-, he tenido la
oportunidad de realizar una inmersión
profunda en su cultura y tradición gracias a un órgano sin el cual no se
conocerían ni valorarían en su justa medida: El Consejo Regulador de las Denominaciones de Origen “Jerez-Xérès-Sherry”, “Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda” y “Vinagre deJerez”.
El
Consejo certifica la calidad y el origen de estos vinos que hunden sus raíces
en la historia. Representa tanto los intereses privados de los
viticultores y bodegas inscritas, como la labor pública de la Administración en
la tutela de esa D.O., siendo el
Reglamento de la D.O. Vinos de Jerez el primero que se publicó en España, allá
por el año 1935.
A veces hablamos del Marco de Jerez sin saber muy bien dónde
situarlo; pues bien, estos vinos de Jerez, únicos en el mundo, sólo se producen en la región vitivinícola
situada en el triángulo formado por Jerez de la Frontera, Sanlúcar de Barrameda
y el Puerto de Santa María y abarca, además, las localidades de Chiclana,
Chipiona, Puerta Real, Rota, Trebujena y Lebrija.
Esta
comarca atesora más de 3.000 años de tradición enológica, a lo largo de los
cuales ha desarrollado métodos de elaboración propios y singulares: el sistema
de criaderas y soleras. Sus privilegiadas condiciones climatológicas
(escasa lluvia y los vientos de Levante y Poniente) propician el cultivo de tres variedades de uva: PALOMINO, de la
que se obtienen vinos secos. PEDRO
XIMÉNEZ y MOSCATEL, ambas utilizadas para vinos dulces.
Quizá
el vino de Jerez más conocido sea el FINO: un vino lleno de luz y de color. Un
vino elegante, con estilo. Con aroma a pan, a levadura, a almendra; a mar y
sal; a sol y viento. Un vino mineral, seco, ligeramente amargo.
Tenemos
la famosa MANZANILLA, cuya crianza sólo se realiza en bodegas de
Sanlúcar de Barrameda. Un vino blanco, seco, de uva palomino y envejecido bajo
una capa de levaduras llamada “velo de flor” (igual que el fino). Un vino
pálido, de color amarillo pajizo. Fresco y delicado en boca.
El
AMONTILLADO es un vino complejo, de color ámbar y fondo verdoso. Boca
de seda salada y un final mantecoso. Armoniza perfectamente con platos
potentes: marisco, caza, atún rojo, cordero y guisos especiados.
OLOROSO, un vino
de crianza oxidativa, el vino se oxida por el contacto con el aire, no existe
el velo de flor que protege el Fino y la Manzanilla. Olor a vainilla, a nuez.
Un vino intenso con final dulce.
Mi
favorito es el PALO CORTADO, un vino con duende y alma. Crianza oxidativa.
Nariz de amontillado y boca de oloroso, pero jamás es la mezcla de ambos.
Colores cobrizos. Boca intensa y potente. De recuerdo con personalidad.
¿Y
quién no probado el PEDRO XIMÉNEZ?, elaborado con una uva sobremadurada,
y soleo para concentrar azúcares. Color caoba oscuro, con un lágrima densísima,
casi eterna. Aroma a dátiles, a pasas, café y chocolate.
La historia comienza en la tierra
albariza, esa tierra de color tan claro que casi se confunde con la arena del mar.
Y esa tierra se llena de viñas en las que maduran las uvas del que será el vino
bebida predilecta de Colón o Magallanes y glosado por Shakespeare.
La
Viña el Caribe de Bodega Díez Mérito es una excelente muestra de ello: desde la
vendimia hasta que esa uva única en el mundo llega a la copa, pasan varios años
en botas centenarias elaborándose mediante el sistema de criaderas y soleras,
rocíos y trasiegos. Cuando ese vino llega al punto exacto que el bodeguero
considera óptimo, es el momento de catar una manzanilla en rama que es puro
sentimiento: vista, nariz y boca que enamoran.
En
Bodegas Estévez (donde elaboran la famosa Manzanilla La Guita, entre otros
vinos), D. Joaquín –el alma de esta Bodega-, nos dio lecciones de historia, aromas,
terruño, técnica y pasión, y nos hizo comprender que el arte que cuelga de sus
paredes y recorre sus pasillos forma parte de esta tradición andaluza.
He
de confesar que he SENTIDO el vino de Jerez en mayúsculas con el
reconocido enólogo Antonio Flores quien, junto a Carmen Aumesquet (Directora de
Promoción del Consejo Regulador), ofreció una cata magistral con Bodega González-Byass (y su famoso Tío
Pepe) armonizada con platos de la gastronomía local creados expresamente
para la ocasión por el chef Mauro Barreiro en un entorno único: el Patio de Armas del Alcázar de Jerez
decorado con el sonido de una guitarra española y toda la magia y el
embrujo de esta ciudad.
Mención
aparte se merece acercarse al atractivo y misterioso mundo del BRANDY, sobre
todo si es visitando un lugar que no abre al público, la Bodega Sánchez Romate: dedicada a la elaboración de Brandy desde el
año 1887, en el que la familia crea un Brandy para su consumo privado; pero se
corrió la voz de su excelente calidad y la familia decidió comercializarlo con
el nombre de CARDENAL MENDOZA, hoy
conocido en todo el mundo.
Como auténtico Brandy de Jerez, Cardenal Mendoza se elabora a partir de una
selección de las mejores "holandas"
de alquitaras (término que se refiere a los aguardientes de vino de los se
deriva el Brandy de Jerez) que se envejecen igual que los vinos, por el
tradicional sistema de criaderas y soleras, hasta obtener ese delicioso “espíritu del vino”.
El Brandy Cardenal Mendoza Solera
Gran Reserva se envejece una media de 15 años (el
Clásico) en botas de roble americano (ideales para oxidar el brandy y
transmitir los matices de la madera), previamente envinadas con Oloroso y
Pedro Ximénez durante 3 años al menos. En el caso del Brandy Cardenal Mendoza Carta
Real se envejece 25 años en botas envinadas con Oloroso Viejo.
Y la joya de la corona, el Brandy
Cardenal Mendoza Non Plus Ultra, el más añejo de la bodega, envejece en 38
botas únicas durante una media de 50 años. ¡Irresistible!. La incorporación
más reciente a la gama es Cardenal Mendoza Angelus, creado por
el antiguo capataz para transmitir la fragancia de los naranjos en flor que
cada primavera inundaban el patio de la Bodega.
Gracias a su Director Comercial,
Marcelino Piquero, -todo un amante de las tradiciones del buen Brandy-, pude
apreciar su aroma redondo, limpio,
elegante, vinoso. Equilibrado y persistente en boca, sin aristas, muy
caliente. Con personalidad, armonía de matices y el recuerdo profundo a pasas y
ciruelas. Creedme si os digo que el
Brandy de Jerez es adictivo, una vez que lo pruebas te enamoras, sobre todo si lo acompañas de una onza (o
dos...) de buen chocolate…
Y no puedo terminar sin hablaros de Bodegas Tradición: visitarla es
conocer parte de la historia de los Vinos de Jerez, solamente con traspasar su
portón y entrar al patio te das cuenta de que ésta no es una bodega cualquiera.
Es una Bodega que huele a arte y que
sabe a historia. Que custodia vinos, archivos y legajos centenarios, obras
de arte de valor incalculable, tanto en sus botas como en en sus paredes:
Picasso, Goya, Julio Romero de Torres….
Una cata
de vinos del Marco en esta Bodega es una experiencia irrepetible que
pude disfrutar de la mano del Consejo Regulador de Vinos de Jerez, un órgano que trabaja cada día para poner en valor
estos vinos únicos en el mundo, de los que todos los españoles debemos ser los
mejores embajadores.
Acceder
a la web del Consejo Regulador D.O. “Jerez-Xérès-Sherry”, “Manzanilla- Sanlúcar de Barrameda” y“Vinagre de Jerez”
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